Nació de nuevo. «Me volví loca por él -me dijo-, loca de remate.» Le bastaba cerrar los ojos para verlo, lo oía respirar en el mar, la despertaba a media noche el fogaje de su cuerpo en la cama. A fines de esa semana, sin haber conseguido un minuto de sosiego, le escribió la primera carta. Fue una esquela convencional, en la cual le contaba que lo había visto salir del hotel (nido), y que le habría gustado que él la hubiera visto. Después se comunicaron por msn, hablaron por teléfono y fueron a una quinceañera tepoqueña, en esa fiesta hubo besos de nuez, olieron una vela y el rico perfume de él, bailaron mucho y trozaron una falda … se conocieron y a mi me encanto, me encantas
(Crónica de una Muerte Anunciada)
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